Miercoles 09 de febrero de 2011
En la Tercera Sala Penal para Reos Libres, se le asignó a Cacho este registro de identificación con el cual también fue fotografiado
La noche del 29 de enero del 2010, la vida de Carlos Cacho tocó fondo. Su omisión a cumplir con el pago para la recuperación de Humberto Yzarra, peatón al que atropelló en aparente estado de ebriedad, y la soberbia con la que hacía gala de su inocencia cada vez que se refería al tema, lo arrancaron de los estudios de televisión para colocarlo finalmente tras las rejas del ex penal San Jorge.
Ello constituía el colofón de una serie de diligencias, tras ser arrestado a su salida de Panamericana TV, dos días antes (27 de enero), por una orden de la Tercera Sala Penal para Reos Libres que recibió el respaldo de los ministerios del Interior y de Transportes.
Antes de llegar al ex San Jorge, también, Cacho había pernoctado en Requisitorias (donde su abogado intentó en vano conseguir su libertad provisional) y había sido conducido hacia la carceleta del Palacio de Justicia. Fue aquí donde se le asignó el registro de identificación 329727 y con este en el pecho, se le tomó la fotografía de rigor. Además, las autoridades también tomaron las huellas digitales de los diez dedos de sus manos.
Posteriormente, se cumplió con el traslado del maquillador en una ambulancia al referido penal, según dispuso el INPE.
Así, desde su ingreso, el estilista permanece en el tópico de este recinto, puesto que, en palabras de su abogado, José Barbosa, todavía acusa un severo cuadro depresivo. Sus primeras noches las pasó aterrado y junto con libros de Mario Vargas Llosa pidió que su madre no lo visite.
Barbosa informó además que Cacho quiere plasmar esta amarga experiencia en un libro autobiográfico. A la desconocida simpatía de Cacho por la lectura, incluso, ha contribuido el líder del partido Cambio Radical, José Barba Caballero, quien en una muestra de solidaridad envió al presidio el libro ‘Manual del hombre feliz’, días atrás.
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