Trujillo. Asi fue la muerte del Presidente Regional de Ancash

Domingo, 25 Julio 2010

SALVAJE
Los detalles hablan de lo sanguinario y cruel que fue el asesinato de José Luis Sánchez Milla, presidente regional de Áncash. De acuerdo con las más recientes investigaciones en torno a este sonado caso, los delincuentes que lo interceptaron en el kilómetro 570 de la Vía de Evitamiento, jurisdicción de Buenos Aires, lo obligaron a sentarse sobre el asfalto, a unos metros de las personas que iban con él en su camioneta. Después, le dijeron que ponga las manos sobre la cabeza y que extienda ambas piernas.

De este modo, quedó reducido, sin opción de defenderse, a merced de los encapuchados que, minutos antes, le reventaron las llantas de su vehículo con una ‘aleta de tiburón’ tendida sobre la pista.
La autoridad regional obedeció sin titubeos cada orden de los maleantes, pues sabía que si se negaba, estos eran capaces de dispararle… y sin embargo, a pesar de ello, eso fue exactamente lo que pasó: le metieron un balazo en la pierna. Seguir las instrucciones al pie de la letra no bastó para que se salve, pues uno de los facinerosos le disparó a quemarropa.
Jhon Ewin Lara Bonifacio (22), testigo del crimen y yerno de la víctima, contó en su testimonio que los hampones le rebuscaron los bolsillos a Sánchez Milla; de ese modo, se apoderaron de su billetera.
Con una linterna, uno de ellos hurgó en los documentos personales del presidente regional, y entre las tarjetas y su DNI encontró su licencia para portar armas.
-¡Dónde está el arma, dónde está el arma!- empezó a gritarle el individuo, apuntándole con un revólver.
Sin embargo, Sánchez Milla, en medio de su asombro, se quedó callado. Entonces, se escuchó el disparo. Luego, el mismo sujeto se dirigió a Lara Bonifacio y le preguntó lo mismo.
-Ya lo cagamos a tu compañero… ahora tú dinos dónde está el arma- le gritó al muchacho.

MÁS DISPAROS
Eran alrededor de las 7.45 p.m. del lunes 12 de julio cuando sonó el disparo. Minutos antes –vale recalcar- los delincuentes reventaron las llantas de la camioneta de Sánchez Milla y lo obligaron a detenerse en medio de la vía. El ahora finado iba en el asiento del copiloto, y en la parte de atrás iban Lara Bonifacio y otro acompañante.
Sánchez había venido a Trujillo en la mañana para entrevistarse con algunos veterinarios de la ciudad, pues tenía pensado abrir un negocio relacionado con la ganadería.
Aquí estuvo una horas, y después enrumbó a Chiclayo, donde visitó a más profesionales de esa rama. Ya por la tarde, emprendió el camino de regreso a Chimbote, sin saber que en Trujillo le aguardaba la muerte.
“Después de que le dispararon a mi suegro –explicó Lara en su declaración- vinieron hacía donde estábamos los demás (también en el suelo y con las manos en la cabeza) y empezaron a preguntarnos por el arma. Pero les dijimos que no sabíamos… luego se marcharon, aunque antes volvieron a disparar, esta vez apuntándonos a nosotros; la bala pasó cerca”.

PRUEBAS LO INCRIMINAN
Antes de marcharse, los delincuentes se llevaron los dos celulares de Sánchez Milla; uno de ellos (número 043 943060475) se lo habían asignado en el Gobierno Regional, y tenía línea abierta. Esto sirvió para que los agentes den con el paradero de los homicidas.
Según se explicó ayer en conferencia de prensa, el hampón que se quedó con el chip lo usó para comunicarse con sus compinches. El rastreo reveló que las llamadas se estaban haciendo desde Paiján. Así empezó la sospecha de que habían sido una banda de esa localidad la autora del asesinato. Por la modalidad empleada, todo apuntaba a ‘Los Aleteros de Paiján’.
Horas más tarde, el delincuente le vendió el chip a un reducidor de “Tacora”, de nombre Jonatan Víctor Zelada Carmona (23). Es a este sujeto a quien la Policía atrapa.
Al verse perdido, Zelada confesó que obtuvo el chip de manos de Franklin Marcial Nureña Palma, miembros de la peligrosa organización criminal antes mencionada.
Durante el interrogatorio, Zelada reveló el nombre de los otros maleantes que, hasta donde pudo enterarse, habían participado en el atraco a Sánchez Milla. Así surgió el nombre de Miguel Oswald Ponce Jaramillo (40), presunto autor del disparo. Con el dato, los agentes de la Depincri de Trujillo, bajo las órdenes del mayor Marco Rojas Vargas, detuvieron a Ponce Jaramillo en la avenida Manuel Vera Enríquez (cerca del Banco de la Nación), cuando conducía el colectivo de placa AGQ 345. Debajo de su asiento se encontró el revólver calibre 38 usado para matar a Sánchez Milla.
Dicha arma fue sometida a las pruebas de balística, y se la homologó con el casquillo de bala encontrado en la escena del crimen. El resultado dio positivo: la bala que mató al presidente regional de Áncash salió del revólver que se le halló a Ponce Jaramillo. Las pruebas lo hunden contundentemente.

“¡ES INOCENTE!”
Enterada del arresto, Elsa Centurión Cabanillas (31), esposa del homicida, salió en su defensa y negó que el arma sea de él.
“Es imposible que se la hayan encontrado en el carro. Cómo va a estar paseándose con el revólver en el carro, sabiendo que la Policía estaba alerta y haciendo operativos constantes para atrapar a los asesinos del presidente regional… no tiene lógica. Además, él ha caído trabajando, en el colectivo que maneja a diario para mantener a nuestra familia”, expresó.
De igual modo, admitió que su pareja tiene antecedentes policiales y penales, pero que ya estaba ‘plantado’.
“No voy a negar que estuvo preso, pero después de salir de la cárcel dejó la mala vida y se enrumbó por el camino del bien. No entiendo por qué quieren implicarlo injustamente”, puntualizó.

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