Trujillo. Alan García mostró mezquindad política al ignorar al alcalde César Acuña en inauguración de museo
Martes, 13 Julio 2010
¡Insólito! lo que ocurrió ayer con motivo de la ceremonia inaugural del Museo Víctor Raúl Haya de la Torre, en el inmueble propiedad del Banco de la Nación y puesto en valor por el Congreso de la República.
El alcalde, César Acuña Peralta, elegido por voluntad de los 260 mil trujillanos, fue ignorado en dicha ceremonia tanto por el presidente de la república, Alan García Pérez, como por el presidente del Congreso de la República, Luis Alva Castro.
El hecho fue calificado por los presentes como un típico ejemplo de mezquindad política, pese a que Acuña Peralta fue invitado por el directorio del Banco de la Nación por haber apoyado a la reconstrucción y remodelación de esa vieja casona donde pasó su niñez Haya de la Torre.
La autoridad edil llegó a las 11.30 del día al lugar de la ceremonia, en el jirón Orbegoso, donde hace 20 años funcionó la ex Guardia Republicana. Debía empezar a las doce del día.
El mandatario de la nación llegó retrasado a las 12.25 de la tarde, escoltado por alrededor ocho patrulleros.El extremo de la mezquindad se notó cuando el Presidente Alan García ni siquiera extendió la mano para saludar al alcalde de la ciudad que representa al pueblo de Trujillo y prefirió susurrar ante quienes lo acompañaban de cerca.
El insólito hecho generó comentarios negativos entre los presentes, incluso muchos apristas no aprobaron el gesto descortés e impropio de los altos funcionarios del gobierno central. Los periodistas, que la mayoría también fue desplazada e impedida de cumplir con su labor, condenaron la actitud.
César Acuña no tuvo asiento en la mesa directiva de la ceremonia, como le corresponde de acuerdo al protocolo, fue sentado en un extremo confundido con los invitados.
Tampoco fue invitado a recorrer las instalaciones del Centro Cultural Haya de la Torre, que duró unas horas, para luego proceder a los discursos.
Como se sabe la Municipalidad Provincial de Trujillo (MPT), a través de la Subgerencia de Edificaciones, siguiendo el debido proceso, otorgó las licencias correspondientes por gestiones que hizo directamente el presidente del Congreso de la República, Luis Alva Castro, al alcalde de la ciudad, César Acuña Peralta.
La histórica casona está ubicada en la calle Mariscal de Orbegozo y el inmueble está signado con el número 652, en donde por varios años funcionó la sede departamental de la ex Guardia Republicana, a cuadra y media de la plaza de Armas de la ciudad.
El inmueble fue adquirido por la Fundación del Banco de la Nación a iniciativa de Luis Alva Castro, cuando era ministro de Economía, durante el primer gobierno aprista (1985-1990).
Pese a las posteriores y constantes gestiones para su puesta en valor, los gobiernos municipales de turno en los últimos 20 años no otorgaron las licencias respectivas.
La vieja casona tiene una extensión de dos mil 14 metros cuadrados y consta de dos auditorios, salón de usos múltiples, galería de arte y ambientes administrativos.
Las licencias para poner en valor el inmueble y ejecutar la remodelación tienen los números 292-09 y 293-09, respectivamente.
El alcalde, César Acuña Peralta, elegido por voluntad de los 260 mil trujillanos, fue ignorado en dicha ceremonia tanto por el presidente de la república, Alan García Pérez, como por el presidente del Congreso de la República, Luis Alva Castro.
El hecho fue calificado por los presentes como un típico ejemplo de mezquindad política, pese a que Acuña Peralta fue invitado por el directorio del Banco de la Nación por haber apoyado a la reconstrucción y remodelación de esa vieja casona donde pasó su niñez Haya de la Torre.
La autoridad edil llegó a las 11.30 del día al lugar de la ceremonia, en el jirón Orbegoso, donde hace 20 años funcionó la ex Guardia Republicana. Debía empezar a las doce del día.
El mandatario de la nación llegó retrasado a las 12.25 de la tarde, escoltado por alrededor ocho patrulleros.El extremo de la mezquindad se notó cuando el Presidente Alan García ni siquiera extendió la mano para saludar al alcalde de la ciudad que representa al pueblo de Trujillo y prefirió susurrar ante quienes lo acompañaban de cerca.
El insólito hecho generó comentarios negativos entre los presentes, incluso muchos apristas no aprobaron el gesto descortés e impropio de los altos funcionarios del gobierno central. Los periodistas, que la mayoría también fue desplazada e impedida de cumplir con su labor, condenaron la actitud.
César Acuña no tuvo asiento en la mesa directiva de la ceremonia, como le corresponde de acuerdo al protocolo, fue sentado en un extremo confundido con los invitados.
Tampoco fue invitado a recorrer las instalaciones del Centro Cultural Haya de la Torre, que duró unas horas, para luego proceder a los discursos.
Como se sabe la Municipalidad Provincial de Trujillo (MPT), a través de la Subgerencia de Edificaciones, siguiendo el debido proceso, otorgó las licencias correspondientes por gestiones que hizo directamente el presidente del Congreso de la República, Luis Alva Castro, al alcalde de la ciudad, César Acuña Peralta.
La histórica casona está ubicada en la calle Mariscal de Orbegozo y el inmueble está signado con el número 652, en donde por varios años funcionó la sede departamental de la ex Guardia Republicana, a cuadra y media de la plaza de Armas de la ciudad.
El inmueble fue adquirido por la Fundación del Banco de la Nación a iniciativa de Luis Alva Castro, cuando era ministro de Economía, durante el primer gobierno aprista (1985-1990).
Pese a las posteriores y constantes gestiones para su puesta en valor, los gobiernos municipales de turno en los últimos 20 años no otorgaron las licencias respectivas.
La vieja casona tiene una extensión de dos mil 14 metros cuadrados y consta de dos auditorios, salón de usos múltiples, galería de arte y ambientes administrativos.
Las licencias para poner en valor el inmueble y ejecutar la remodelación tienen los números 292-09 y 293-09, respectivamente.
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