Trujillo. Delincuente muerto y policía herido!


Viernes, 09 Julio 2010

A BALAZOS

La violencia llegó a extremos ayer en Trujillo. Un delincuente acabo muerto de dos balazos en el cuerpo luego de sostener un feroz enfrentamiento contra un suboficial de la Policía Nacional. Además, el agente resultó herido: un proyectil el perforó el abdomen; otro, la pierna izquierda.

Este cruento episodio ocurrió ayer, alrededor de las 9.30 a.m., y tuvo como escenario la calle Huáscar del sector 1 de El Milagro, donde el hampón caído, junto a cuatro individuos más, interceptó a balazos la camioneta station wagon azul de placa TIL 711, con farola de la empresa “New Taksi”.

En dicho vehículo iba un comerciante dedicado a la distribución de tarjetas telefónicas, acompañado del efectivo Juan Ávila Pinto, de 47 años, de la Oficina de Participación Ciudadana.

Ávila, vestido de civil, aprovechaba su día franco para trabajar como agente de seguridad particular y generarse, de esta manera, un ingreso extra que le permita sostener a su familia.

La intención de los facinerosos era apoderarse del dinero que el comerciante tenía en su poder.

Fuentes policiales informaron que esta persona se dedica, en efecto, a la venta de tarjetas, y que había solicitado el apoyo de las fuerzas del orden para trasladar parte de la plata que recauda a diario. Su empresa de llama “Mc Labi”.

La distribución de las tarjetas empezó temprano, en distintos negocios de El Milagro. Al principio, todo transcurrió con aparente calma, pero cuando llegaron a Huáscar, se desató el infierno. En dicha calle, el agente bajó de la unidad para entregar la mercadería en una farmacia y recibir el dinero a cambio; pero entonces que los delincuentes entran en escena.

Estos individuos se encontraban a bordo de un auto tico de placa CD 5303, de la agencia de taxis “Thalía”, y le habían estado siguiendo los pasos a su víctima.

Tras estacionarse delante de la camioneta para impedirle que escape, bajaron de inmediato para hacerse del dinero, haciendo varios disparos y amenazando de muerte a los ocupantes. Ante esta situación, el suboficial optó por repeler el atraco. Arriesgando su vida, desenfundó su arma de reglamento y también jaló del gatillo. Se inició así un intento tiroteo que causó zozobra en la gente que circulaba por el lugar.

FUERTE RESISTENCIA

El tiroteo dejó un resultado devastador. Ambos vehículos quedaron con la carrocería perforada a balazos y los vidrios destruidos.

Ávila Pinto se defendió con valor de los maleantes, aunque era largamente superado en número. Las balas iban y venían y varias pasaron cerca de él, zumbando, amenazantes. De pronto, dio un grito de dolor. Uno de los proyectiles le había impactado en el abdomen y le abrió un forado. La sangre cubrió el piso y lo dejó fuera de combate.

Sin embargo, antes de ello, alcanzó a herir a uno de los atracadores. El sujeto de desplomó tras recibir un primer balazo en el cuerpo, a la altura del hombro izquierdo. Así, debilitado por la pérdida de sangre, trató de escapar, pero cuando lo hacía, le cayó otra bala, esta vez en la espalda, cerca del omóplato derecho.

Al ver frustrados sus planes, los sujetos decidieron marcharse de la escena. Para ello, cargaron con su compinche herido.

El efectivo, de otro lado, fue trasladado de emergencia al Hospital Regional, donde los médicos informaron que su diagnóstico era traumatismo abdominal por PAF. Su estado, al llegar, era incierto, pero se le estabilizó poco después.

A los pocos minutos llegó su esposa, totalmente sorprendida por la noticia que acababan de darle.

ABANDONADO

Cuando Ávila Pinto se encontraba ya en el Regional, sus colegas recibieron una llamada alertándoles de la presencia de un cadáver abandonado cerca del mercado de El Milagro, en el polvoriento sector 5 de ese centro poblado.

Los uniformados llegaron a la escena a constatar el hallazgo y, en efecto, encontraron allí el cuerpo inerte de un hombre.

Se trataba del mismo delincuente que minutos antes había disparado contra Ávila Pinto. Se le identificó como Carlos Domínguez Olórtegui, de 24 años. Había sido abandonado por sus compinches, junto al vehículo en el que escaparon.

Asimismo, se ha informado que otro delincuente también resultó herido. Fuentes al interior de la PNP informaron que ese sujeto, aún no identificado, era el conductor del Tico. A él, hasta el cierre de edición, se le buscaba por todas las clínicas de Trujillo, aunque nadie pudo ubicarlo. Se presume que está escondido y agonizando en algún rincón de la ciudad.

NO SABÍA

Los restos del hampón abatido fueron internados en la morgue. Allí, su esposa, Rocío Castillo Chávez, rompió en un desgarrador llanto al ver el cuerpo.

La mujer dijo sentirse sorprendida por la grave acusación en contra de su marido. “No era delincuente… él salía de casa todas las mañanas diciendo que se iba a trabajar como albañil… yo no sabía lo que hacía en la calle”, expresó.

Dijo también que la noticia llegó a sus oídos cuando se encontraba en La Esperanza, trabajando como vendedora de comida.

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